La princesa rubia canta de manera
que no hay a quien no haga llorar su canción
que no hay a quien no haga llorar su canción
Conócenla todos por la Huacca China
(le han puesto por nombre la que hace llorar)
(le han puesto por nombre la que hace llorar)
cierta vez el hueco que ha abierto en la arena
ante el algarrobo, de aguas limpias llena
ante el algarrobo, de aguas limpias llena
Y en ellas sumerge su blanca y serena desnudez
que pide firma de escultor
que pide firma de escultor
sale de su baño palpitante y fría,
se envuelve en la sabana, en que todavía
resaltan las curvas de su gallardía,
resaltan las curvas de su gallardía,
Y al verse en su espejo, descubre un espía,
ya que a espaldas de ella surge un cazador
ya que a espaldas de ella surge un cazador
la sabana a poco quedose enredada
en un ágil brinco por sobre un zarzal
en un ágil brinco por sobre un zarzal
La princesa en fuga siguió desolada
y mientras corría sin fijarse en nada
la sabana abierta se hizo un arenal
la princesa huía con su espejo en alto.....
el zarzal cruzola.... dar quizo ella un salto
tropezó .... del puño, ya de fuerzas faltó
y mientras corría sin fijarse en nada
la sabana abierta se hizo un arenal
la princesa huía con su espejo en alto.....
el zarzal cruzola.... dar quizo ella un salto
tropezó .... del puño, ya de fuerzas faltó
Se escapó el espejo... ¡fue una conmoción!
y el espejo roto se volvió Laguna,
y al fin la princesa transformose en una
sirena. que hoy sale las noches de luna,
a cantar a veces su antigua canción.
y el espejo roto se volvió Laguna,
y al fin la princesa transformose en una
sirena. que hoy sale las noches de luna,
a cantar a veces su antigua canción.
José Santos Chocano Gastañodi
«El Cantor de América»
Placas grabadas en alto relieve que aparecen en el Malecón de Huacachina